JOSÉ
GREGORIO HERNÁNDEZ: LA FE HECHA OBRA
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“José
Gregorio Hernández nos deja un legado invaluable: el de una fe que se vive, se encarna
y se hace obra”, sostiene el Dr. Luis Javier Hernández (Imagen: Referencia)
Opinión por:
Dr. Luis Javier Hernández Carmona.
Coordinador General LISYL ULA NURR.
Coordinador General de la Cátedra Abierta e Itinerante José Gregorio Hernández: Caballero de la Fe, impartida en la ULA NURR.
Trujillo, Venezuela.
1. La fe como
fundamento del conocimiento humano
Hablar de la fe
puede parecer, hoy en día, un gesto que pertenece al pasado. Vivimos en un tiempo
marcado por la información inmediata, la tecnología y la ciencia empírica,
donde lo intangible parece carecer de valor. Sin embargo, la fe continúa siendo
un componente esencial del espíritu humano. No se trata de una adhesión ciega a
creencias, sino de una forma de conocimiento que trasciende la mera evidencia:
una ciencia del corazón, un saber que nace de la experiencia, la observación y
la relación con la vida.
Desde la
antigüedad, la humanidad ha buscado un hilo conductor que explique su existencia.
En la filosofía
griega, la noción de pistis señalaba confianza y coherencia en la
palabra del otro; en la tradición hebrea, emunah era fidelidad a la
alianza y a la experiencia de lo divino.
En todas estas
perspectivas, la fe no era una respuesta pasiva, sino una acción interior que orienta
y transforma al ser humano. Confiar es también conocer, porque implica discernimiento,
compromiso y apertura al misterio.
A lo largo de los
siglos, la fe ha convivido con la razón, a veces en tensión y otras en armonía.
La Edad Media la consideraba la luz que perfecciona la inteligencia, mientras
que la modernidad, con su fascinación por la ciencia y la tecnología, puso a
prueba su relevancia. Pese a ello, incluso en sociedades altamente
racionalizadas, la fe sigue siendo la fuerza que da sentido al dolor, orienta
la esperanza y sostiene la ética.
En este contexto
surge la figura de José Gregorio Hernández (1864–1919). Su vida constituye un
ejemplo extraordinario de cómo la fe puede ser el motor que articula conocimiento,
ética y servicio. Para él, la fe no era un complemento opcional de la vida, sino
la raíz de la acción humana: la “ciencia con alma” que integra mente, corazón y
voluntad.
2. La fe
encarnada en la vida de José Gregorio Hernández
José Gregorio
Hernández no predicaba con discursos ni buscaba reconocimiento público; su fe
se manifestaba en la coherencia entre pensamiento, sentimiento y acción. Cada
gesto, cada visita al enfermo, cada clase impartida estaba impregnada de una
espiritualidad viva.
La fe era para él
un modo de habitar el mundo, no un refugio frente a la realidad.
Su formación
médica, adquirida en un tiempo en que la ciencia avanzaba rápidamente, no lo
alejó de su dimensión espiritual. Al contrario, le permitió integrar razón y
compasión.
Comprendía que
conocer el cuerpo humano y las leyes naturales era también un camino para
admirar la creación y reconocer la presencia de Dios en lo cotidiano.
En la práctica
médica, José Gregorio convirtió cada diagnóstico en un acto de amor. La consulta
no terminaba con una receta: comenzaba con la escucha atenta y una bendición silenciosa.
Para él, curar era acompañar la vida, aliviar el sufrimiento y ofrecer
consuelo, una forma concreta de hacer presente la fe.
Su pedagogía
también reflejaba esta concepción. Enseñaba a sus alumnos que la verdadera sabiduría
está vinculada con la humildad: “Quien se cree sabio se aleja de Dios; quien
se reconoce pequeño se acerca a la verdad”.
En esa frase se
concentra la esencia de su pensamiento: la fe no se reduce a oración ni a
doctrina; es un ejercicio ético, una guía de conducta y un método de
conocimiento.
3. La fe como
integración entre ciencia y espiritualidad
Uno de los
aspectos más notables de José Gregorio Hernández es su capacidad para integrar ciencia
y fe. En su época, el positivismo y la secularización ganaban terreno, y muchos
veían la fe como obstáculo para el progreso. Él, en cambio, la entendía como
complemento necesario. Con su ejemplo, demostró que la medicina no solo cura
cuerpos, sino que también puede sanar el alma.
Esta integración lo convierte en precursor de un enfoque humanista de la ciencia, donde el conocimiento técnico se orienta hacia el servicio y la ética. La fe, en este contexto, no es mera devoción, sino criterio de discernimiento: permite orientar el saber hacia el bien, cuidar de los demás y actuar con responsabilidad moral.
Su visión de la
fe como conocimiento también se relaciona con la idea de que el sufrimiento
humano puede ser una oportunidad para el crecimiento y la compasión. José Gregorio
afirmaba que el dolor no es solo un hecho biológico, sino un lenguaje con el
que Dios nos invita a la comprensión y la solidaridad. De este modo, la fe se
convierte en lente para interpretar la realidad, transformando lo cotidiano en
experiencia ética y espiritual.
4. La fe activa:
testimonio y servicio
La fe de José
Gregorio Hernández se caracteriza por ser activa y transformadora. No era un retiro
contemplativo: era acción, compromiso y entrega. Cada gesto de bondad, cada
acto de servicio, cada vida acompañada constituía una obra de fe. De allí que
el título propuesto, “la fe hecha obra”, sea tan adecuado: resume la
coherencia entre creencia y práctica.
Este enfoque
tiene una dimensión pedagógica y social. Su vida enseña que la fe no es solo un
asunto personal, sino un bien compartido que transforma comunidades. Cada
enfermo atendido, cada familia consolada y cada estudiante inspirado por su
ejemplo representa la difusión de la fe como acto ético.
En la actualidad,
la vigencia de su legado se percibe en la continuidad de su ejemplo: hospitales,
universidades y comunidades que llevan su nombre deberían encarnar los valores
de servicio, compasión y responsabilidad moral. La fe, en este sentido, no se
limita a la experiencia religiosa; es cultura ética, horizonte de sentido y
motor de acción.
5. La fe que
permanece: relevancia contemporánea
Más de un siglo
después de su muerte, José Gregorio Hernández sigue siendo un símbolo de la fe
encarnada. Su influencia no depende únicamente de la devoción popular ni de los
milagros atribuidos a su intercesión. Lo que perdura es su modelo de vida
coherente, donde la fe se traduce en obra, y donde la espiritualidad se
manifiesta en el cuidado del otro.
La relevancia
contemporánea de su ejemplo radica en que nos invita a reconsiderar la fe no como
un recurso místico o supersticioso, sino una forma de conocimiento y acción.
Nos recuerda que creer implica ética, discernimiento y responsabilidad, y la
verdadera transformación comienza en lo cotidiano: en la atención al prójimo,
en el estudio, en la investigación y en cada gesto de compasión.
Además, su figura
plantea una reflexión crucial para la educación universitaria: la formación
académica no puede desligarse de la formación ética y humana. La fe, entendida como
fuerza integradora, ofrece un horizonte donde la ciencia y la conciencia, la
razón y la ternura, se encuentran y se potencian.
6. Conclusión:
José Gregorio Hernández y la fe hecha obra
La fe, en José
Gregorio Hernández, no es un concepto abstracto ni una práctica aislada; es la
fuerza que orienta la vida, guía la acción y transforma la realidad. Su
existencia nos muestra que la fe se manifiesta no solo en la oración, sino en
el compromiso con el otro, en la ciencia aplicada con ética, en el cuidado del
cuerpo y del espíritu.
En un contexto
universitario, su legado invita a los estudiantes y académicos a reflexionar sobre
la dimensión ética y espiritual del conocimiento. Nos recuerda que el saber
humano no se limita a acumular información, sino que debe orientarse al
servicio y a la construcción de un mundo más humano y compasivo.
En definitiva,
José Gregorio Hernández es un ejemplo vivo de cómo la fe puede hacerse obra:
una fe que educa, consuela, transforma y permanece, ofreciendo una guía para la
vida académica, profesional y personal.
Al estudiar su
vida, comprendemos que la fe no es un lujo espiritual ni un capricho sentimental.
Es un método de vida, una brújula ética y una forma de conocimiento integral.
Así, José
Gregorio Hernández nos deja un legado invaluable: el de una fe que se vive, se encarna
y se hace obra.
Producen cápsulas informativas sobre José Gregorio Hernández Cisneros
NURR |
Proponen crear diplomado sobre José Gregorio Hernández Cisneros
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